Sube las sombrías persianas,
alza la vista preclara,
otea hacia el horizonte acristalado,
límpialo apaciblemente con
parsimonia.
Saluda al alba por descubrir,
recíbelo de ojos claros y abiertos.
Toma de la esperanza, la ilusión.
Zarandéate las ideas.
Suspira las voces diáfanas…
y sopla…
¡Un nuevo día!