DE ISABEL ALLENDE

A Isabel Allende la leí por vez hace muchísimos años, fue un libro que me regaló mi tía Lola: "La casa de los espíritus". Autora totalmente desconocida para mí, me entusiasmó tanto su lectura que he guardado como un tesoro aquel libro de la editorial Plaza&Janés. Leer sus páginas, ya amarillentas, son para mí una delicia. Ahora acabo de empezar a leerlo de nuevo. Fue, su primera novela, publicada en 1982.
Le siguieron las novelas "De amor y de sombra" (1984), "Eva Luna" (1985), "El plan infinito" (1991), una colección de relatos cortos titulada "Cuentos de Eva Luna" (1989), "Paula" (1994).

Poco a poco, se ha ido convirtiendo en una de las novelistas más leídas de sudamérica.

Después han seguido otras novelas de gran éxito: "Hija de la fortuna" (1999), "Retrato en sepia" (2000), "La Ciudad de las bestias" (novela para jóvenes lectores) publicada en 2002.
En 2006 ha publicado "Inés del alma mía", y en el otoño de 2007 "La suma de los días". La última ha sido "La isla bajo el mar" (2009).

De "La suma de los días" he extraído algunos pensamientos:

"Y ése es mi mayor deseo, vivir con pasión hasta el último de mis días."

"Lo más temible de la vejez no es la soledad, sino la dependencia. No quiero molestar a mi hijo y mis nietos con mi decrepitud, aunque no estaría mal pasar mis últimos años cerca de ellos. Hice una lista de prioridades para mis ochenta años: salud, recursos económicos, familia, perra, historias. Los dos primeros me permitirían decidir cómo y dónde vivir; tercero y cuarto me acompañarían; y las historias me mantendrían callada y entretenida, sin fregar a nadie. A Willie y a mí nos aterra perder la mente y que Nico o, peor aún, extraños, decidan por nosotros."

"Los años transcurren sigilosos, de puntillas, burlándose en susurros, y de pronto nos asustan en el espejo, nos golpean a mansalva las rodillas o nos clavan una daga en la espalda. La vejez nos ataca día a día, pero parece que se pone en evidencia al cumplirse cada década."

"Éste es un tema que no puedo tocar delante de (…), porque sostienen que la ancianidad tiene su propia hermosura, incluso con verrugas peludas y varices."

"Me gusta la idea de una divinidad incluyente y maternal, conectada a la naturaleza, sinónimo de vida, un proceso eterno de renovación y evolución. Mi Diosa es un océano y nosotros somos gotas de agua, pero el océano existe por las gotas que lo forman."

"El antiguo sintoísmo del Japón proclama que somos criaturas perfectas, creadas por la Diosa Madre para vivir con alegría; nada de culpa, penitencias, infierno, pecado, karma, ni necesidad alguna de sacrificios. La vida es para celebrarla."