Sobraban paraguas.
Salía el sol.
Amenazaban nubes.
Caían cuatro gotas.
Salía el sol.
Sobraba el paraguas…
( Mézclense, alternativamente, cuantas permutaciones queráis formar con los cuatro elementos primeros, que así fue todo el tiempo que estuvimos juntos en la Indocencia Bornicha)
_Mejor será irnos al cine, ¿qué ponen?
_Los Siete Magníficos…
_¿Tan vista?
_ A ver, si esto es un pueblo…
Y comimos, bebimos, convivimos, nos reímos, charlamos, paseamos, nos mojamos, disfrutamos…
Y así, hasta la hora de la película.
Media hora después de la del inicio anunciado para las 17:30, por allí, en el Salón de Cajasol, no había proyector, ni rollo, ni apareció el encargado de aquello…¡Habría que reinventarse algo!
El salón estaba lleno, como de costumbre. Las “niñas” del SEPER Almarda andaban nerviosas, sin bolsas de pipas ya.
_ ¿Y por qué no hacemos como un teatro, aunque sea leído?_dijo alguien, por decir algo.
_Pos venga…
Hubo una especie de ensayito leyendo algo de Frasquita la del Poblao (q.e.p.d.) y fueron apareciendo las más animadas: María, las dos Antonia, Brígida, Fernanda, Josefa y Manuela, sacando adelante sus guiones de Miguel Hernández, García Lorca y Jorge Garrido, mezclándose en el improvisado escenario estampas tan variopintas como el olivar, el atardecer en el río, el cazador, la mariposa, la ausencia o las coplas.
Una segunda tanda de alumnas también quiso participar, y Anita, Paca, Manuela, Rosario, Sofía y el matrimonio Camfield resucitaron a Hernández y a Lorca, a base de mucho Amor y paisajes sevillanos. Esta vez, el matrimonio anglosajón no precisó de doblaje e internacionalizaron el evento recitando en lengua materna (y seguramente paterna, que yo era uno de los “sordos conscientes”de patriótico anti-Tireless) ante la desconcertante incomprensión, pese a aplausos, con que respondimos el público presente.
Al contrario que en otoño, que caen las hojas, a lo largo de la tarde habían ido incorporándose elementos a nuestro ramo indocente, primaveral. Estaba completo, según lo previsto: éramos siete…
_¡Anda! ¡Los Siete Magníficos, como en la peli!
Siete... (Gracias, compañer@s, por hacer posible y engrandecer el acto con vuestra presencia)
A un servidor, como anfitrión, le tocó ir presentado a los distintos compañeros antes de cada lectura personal, que decidimos se hiciera por rondas, siendo tres el total de intervenciones, que a continuación comento y resumo:
UNA: Mª Dolores De la Osa, de mágica percepción femenina, es una autora que conmueve y cautiva, conjuga dualidades como pensamiento-sentimiento, analiza-intuye, vive-sueña…
Y para colmo, su palabra, es música; aroma familiar que se reconoce y se quiere, se agradece…Es, sobre todo, calma vital.
De valores femeninos, sin eufemismos, esta mujer tan madre nos esboza su Beso en la boca de la vida; se afianza al poderoso valor de la fidelidad, en una tarde de boda, como el mejor regalo para su hijo. Y nos muestra que la zozobra de la mujer no es la única opción: hay un barco llamado Vida en la que salir a flote…
Y pespuntea hacendosamente el alba embelleciendo poéticamente los flecos de la soledad.
DOS: Juan Francisco Delgado es tema aparte: héroe inexplicable, razón para seguir, mirlo blanco en la Indocencia y en el mundo entero…¡No existen palabras para definirlo!
Juzguen, por favor, y que se enteren todos:
“Yo, Jorge Garrido, juro por mi honor, por ser verdad, que el mencionado sujeto salió de Almería un 21 de Abril del 2.010, pasadas las 12:30, y se presentó en Bornos (Cádiz) a eso de las 17:45 del mismo día, partiendo de nuevo hacia tierras almerienses tras la lectura pertinente, porque mañana día 22 a las 8 horas debía estar en su IES de destino…”
¡Qué más da lo que leyera! ¡Quién soy yo para comentar su estilo! El Super-hombre existe. Yo lo conozco, y ustedes, también … ¡Que conste en algún lado el reconocimiento a su sacrificio y amor por la labor indocente! ¡Copiad, políticos y altos cargos, corruptos en general: más de diez horas de viaje sin dietas ni medallas por el simple (mejor, gigante e impagable) motivo de regalarnos un poco de su Poesía!
Sin tiempo para disponer siquiera del mínimo para compartir un ratito de charla o un café, en su lectura, encima, nos deleitó con un preludio cafetero aderezado por una agradable candencia expresiva, siempre sugestiva y breve en él. Vibramos al poco en la cuerda floja de la que a veces pende el amor, vivimos el desconsuelo ante la reincidencia con la que Morfeo vuelve la vista, y nos dejó con el regustillo amargo (esta vez, no de café) ante la Despedida intransigente del amor.
TRES: Jorge Garrido, poeta del montón, retorna al pasado recitando algo que habla de un nada traumático deseo infantil que no termina en esquilita porque nunca fue un niño-chivo (o algo así). Ensombrece el panorama cuando se acerca a la vejez barnizada de incomprensión familiar, y abre las ventanas de la hilaridad cuando reniega de los aplausos en unas Décimas que el público desatiende para dejarlo en absoluto ridículo al reaccionar justo al contrario… Para despedirse recurre de nuevo al tiempo, esta vez apelando a su instinto paterno, que los hijos crecen, se alejan irremisiblemente sin ganas de cuentos…
CUATRO: Narciso Lara sabe polarizar la epopeya, acrisolándola en lo juglar con maestría de músico artesanal. También sabe dibujar imágenes con su palabra para descorrer las tinieblas que impiden la libertad de sus ideales, compartidos y universales. Historia y filosofía se dan la mano donde los héroes tienen cabida, donde triunfa lo trascendente. Nada es casual y así hay que aceptarlo.
El Río Guadalquivir es el protagonista cristalino de su primera lectura. A continuación, nos lleva hasta el filo del abismo vinculado a los presos de galeras.
Y termina, como si de una peculiar y épica partida de ajedrez se tratara, ofreciendo su reina más preciada: Andalucía, esa reina de la oscuridad que llora cuando está sola.
CINCO: Con Juana Mª Malia se materializan imaginación y voluntad, la similitud se vive; el sentir pasivo no tiene cabida, el presente es pleno. Y si tienes la suerte de conocerla, encontrarás un volcán: de perseverancia, de proyectos afectivos, de búsqueda de perfección sincera… De lava fértil en cada poema.
En su intervención, nos acaricia con la estructura perfeccionista de su Soneto a la palabra, derrama luego Amor Universal, y termina regalándonos el fotograma, inolvidable por siempre, de un Ibis eremita que sobrevuela sobre todos nosotros en, sencilla y por eso efectiva, metáfora y comunión con el ser amado.
SEIS: Pepe Pavón personifica la relación más palpable entre un autor como hombre y su vivencia del tiempo. El escenario de su vida fertiliza prodigiosamente en forma de acertada y sentida versificación. La acritud o la agresividad no aparecerán jamás en la bonanza de sus trazados.
Nos descubre que “Para Elisa” tiene otra destinataria, nos enseña su viejo álbum de fotos, se recrea en el renacer de la vida que reflejan los girasoles de su pueblo, y tiene la suerte de poder revivirnos ¡y lo hace! su merecida jubilación en el Sueño de un viejo maestro.
Y SIETE: Paco Velázquez, lejos de la simbología enrevesada y pueril, es todo claridad en el sentir armónico con que desgrana la imaginación para componer su producción literaria. Es un autor de amable lectura en quien lo subjetivo se universaliza, lo cotidiano se entrona y la Palabra triunfa.
En su intervención de esta tarde, nos pasea por el jardín familiar de su Rosa predilecta, nos recuerda el amargor espinoso de la despedida cuando ésta es para siempre, nos abre un cielo límpido rebosante de luz y color. Nos susurra la hermosa conjugación del verbo que ni recoge la Gramática ni se estudia, pero se siente: El Amor-de-amar…
Y Termínó la función.
Todos reconfortados por la vivencia. Nos hicimos fotos colectivas, de los Siete y con el resto de lectores.
Una pena que comenzara tan pronto el “otoñaje” del Grupo: A Narci le urgía salir para San Fernando y nos lo dice en la misma tarima de la emotiva experiencia. Juan Francisco no espera a estar en la calle para despedirse, explicable ante el palizón de carretera que le espera…
Los demás bajamos un poco por la Calle Granada, ha debido caer un chaparrón de órdago, por lo mojado del suelo. El Centro docente que nos invita está de obras y bajamos un poco más, enfrente, la histórica Casa de los Ordóñez nos abrió sus puertas.
Larguísima mesa para merendar y las alumnas madre-abuelas que lo habían preparado todo con esmero, expectantes, como rezando para que todo gustara: muchos vasos, termos, leche, café, torrijas, rosquitos… ¡Nos gustó!
Un poco más de charla y convivencia.
Y las inevitables despedidas…
The End
Salía el sol.
Amenazaban nubes.
Caían cuatro gotas.
Salía el sol.
Sobraba el paraguas…
( Mézclense, alternativamente, cuantas permutaciones queráis formar con los cuatro elementos primeros, que así fue todo el tiempo que estuvimos juntos en la Indocencia Bornicha)
_Mejor será irnos al cine, ¿qué ponen?
_Los Siete Magníficos…
_¿Tan vista?
_ A ver, si esto es un pueblo…
Y comimos, bebimos, convivimos, nos reímos, charlamos, paseamos, nos mojamos, disfrutamos…
Y así, hasta la hora de la película.
Media hora después de la del inicio anunciado para las 17:30, por allí, en el Salón de Cajasol, no había proyector, ni rollo, ni apareció el encargado de aquello…¡Habría que reinventarse algo!
El salón estaba lleno, como de costumbre. Las “niñas” del SEPER Almarda andaban nerviosas, sin bolsas de pipas ya.
_ ¿Y por qué no hacemos como un teatro, aunque sea leído?_dijo alguien, por decir algo.
_Pos venga…
Hubo una especie de ensayito leyendo algo de Frasquita la del Poblao (q.e.p.d.) y fueron apareciendo las más animadas: María, las dos Antonia, Brígida, Fernanda, Josefa y Manuela, sacando adelante sus guiones de Miguel Hernández, García Lorca y Jorge Garrido, mezclándose en el improvisado escenario estampas tan variopintas como el olivar, el atardecer en el río, el cazador, la mariposa, la ausencia o las coplas.
Una segunda tanda de alumnas también quiso participar, y Anita, Paca, Manuela, Rosario, Sofía y el matrimonio Camfield resucitaron a Hernández y a Lorca, a base de mucho Amor y paisajes sevillanos. Esta vez, el matrimonio anglosajón no precisó de doblaje e internacionalizaron el evento recitando en lengua materna (y seguramente paterna, que yo era uno de los “sordos conscientes”de patriótico anti-Tireless) ante la desconcertante incomprensión, pese a aplausos, con que respondimos el público presente.
Al contrario que en otoño, que caen las hojas, a lo largo de la tarde habían ido incorporándose elementos a nuestro ramo indocente, primaveral. Estaba completo, según lo previsto: éramos siete…
_¡Anda! ¡Los Siete Magníficos, como en la peli!
Siete... (Gracias, compañer@s, por hacer posible y engrandecer el acto con vuestra presencia)
A un servidor, como anfitrión, le tocó ir presentado a los distintos compañeros antes de cada lectura personal, que decidimos se hiciera por rondas, siendo tres el total de intervenciones, que a continuación comento y resumo:
UNA: Mª Dolores De la Osa, de mágica percepción femenina, es una autora que conmueve y cautiva, conjuga dualidades como pensamiento-sentimiento, analiza-intuye, vive-sueña…
Y para colmo, su palabra, es música; aroma familiar que se reconoce y se quiere, se agradece…Es, sobre todo, calma vital.
De valores femeninos, sin eufemismos, esta mujer tan madre nos esboza su Beso en la boca de la vida; se afianza al poderoso valor de la fidelidad, en una tarde de boda, como el mejor regalo para su hijo. Y nos muestra que la zozobra de la mujer no es la única opción: hay un barco llamado Vida en la que salir a flote…
Y pespuntea hacendosamente el alba embelleciendo poéticamente los flecos de la soledad.
DOS: Juan Francisco Delgado es tema aparte: héroe inexplicable, razón para seguir, mirlo blanco en la Indocencia y en el mundo entero…¡No existen palabras para definirlo!
Juzguen, por favor, y que se enteren todos:
“Yo, Jorge Garrido, juro por mi honor, por ser verdad, que el mencionado sujeto salió de Almería un 21 de Abril del 2.010, pasadas las 12:30, y se presentó en Bornos (Cádiz) a eso de las 17:45 del mismo día, partiendo de nuevo hacia tierras almerienses tras la lectura pertinente, porque mañana día 22 a las 8 horas debía estar en su IES de destino…”
¡Qué más da lo que leyera! ¡Quién soy yo para comentar su estilo! El Super-hombre existe. Yo lo conozco, y ustedes, también … ¡Que conste en algún lado el reconocimiento a su sacrificio y amor por la labor indocente! ¡Copiad, políticos y altos cargos, corruptos en general: más de diez horas de viaje sin dietas ni medallas por el simple (mejor, gigante e impagable) motivo de regalarnos un poco de su Poesía!
Sin tiempo para disponer siquiera del mínimo para compartir un ratito de charla o un café, en su lectura, encima, nos deleitó con un preludio cafetero aderezado por una agradable candencia expresiva, siempre sugestiva y breve en él. Vibramos al poco en la cuerda floja de la que a veces pende el amor, vivimos el desconsuelo ante la reincidencia con la que Morfeo vuelve la vista, y nos dejó con el regustillo amargo (esta vez, no de café) ante la Despedida intransigente del amor.
TRES: Jorge Garrido, poeta del montón, retorna al pasado recitando algo que habla de un nada traumático deseo infantil que no termina en esquilita porque nunca fue un niño-chivo (o algo así). Ensombrece el panorama cuando se acerca a la vejez barnizada de incomprensión familiar, y abre las ventanas de la hilaridad cuando reniega de los aplausos en unas Décimas que el público desatiende para dejarlo en absoluto ridículo al reaccionar justo al contrario… Para despedirse recurre de nuevo al tiempo, esta vez apelando a su instinto paterno, que los hijos crecen, se alejan irremisiblemente sin ganas de cuentos…
CUATRO: Narciso Lara sabe polarizar la epopeya, acrisolándola en lo juglar con maestría de músico artesanal. También sabe dibujar imágenes con su palabra para descorrer las tinieblas que impiden la libertad de sus ideales, compartidos y universales. Historia y filosofía se dan la mano donde los héroes tienen cabida, donde triunfa lo trascendente. Nada es casual y así hay que aceptarlo.
El Río Guadalquivir es el protagonista cristalino de su primera lectura. A continuación, nos lleva hasta el filo del abismo vinculado a los presos de galeras.
Y termina, como si de una peculiar y épica partida de ajedrez se tratara, ofreciendo su reina más preciada: Andalucía, esa reina de la oscuridad que llora cuando está sola.
CINCO: Con Juana Mª Malia se materializan imaginación y voluntad, la similitud se vive; el sentir pasivo no tiene cabida, el presente es pleno. Y si tienes la suerte de conocerla, encontrarás un volcán: de perseverancia, de proyectos afectivos, de búsqueda de perfección sincera… De lava fértil en cada poema.
En su intervención, nos acaricia con la estructura perfeccionista de su Soneto a la palabra, derrama luego Amor Universal, y termina regalándonos el fotograma, inolvidable por siempre, de un Ibis eremita que sobrevuela sobre todos nosotros en, sencilla y por eso efectiva, metáfora y comunión con el ser amado.
SEIS: Pepe Pavón personifica la relación más palpable entre un autor como hombre y su vivencia del tiempo. El escenario de su vida fertiliza prodigiosamente en forma de acertada y sentida versificación. La acritud o la agresividad no aparecerán jamás en la bonanza de sus trazados.
Nos descubre que “Para Elisa” tiene otra destinataria, nos enseña su viejo álbum de fotos, se recrea en el renacer de la vida que reflejan los girasoles de su pueblo, y tiene la suerte de poder revivirnos ¡y lo hace! su merecida jubilación en el Sueño de un viejo maestro.
Y SIETE: Paco Velázquez, lejos de la simbología enrevesada y pueril, es todo claridad en el sentir armónico con que desgrana la imaginación para componer su producción literaria. Es un autor de amable lectura en quien lo subjetivo se universaliza, lo cotidiano se entrona y la Palabra triunfa.
En su intervención de esta tarde, nos pasea por el jardín familiar de su Rosa predilecta, nos recuerda el amargor espinoso de la despedida cuando ésta es para siempre, nos abre un cielo límpido rebosante de luz y color. Nos susurra la hermosa conjugación del verbo que ni recoge la Gramática ni se estudia, pero se siente: El Amor-de-amar…
Y Termínó la función.
Todos reconfortados por la vivencia. Nos hicimos fotos colectivas, de los Siete y con el resto de lectores.
Una pena que comenzara tan pronto el “otoñaje” del Grupo: A Narci le urgía salir para San Fernando y nos lo dice en la misma tarima de la emotiva experiencia. Juan Francisco no espera a estar en la calle para despedirse, explicable ante el palizón de carretera que le espera…
Los demás bajamos un poco por la Calle Granada, ha debido caer un chaparrón de órdago, por lo mojado del suelo. El Centro docente que nos invita está de obras y bajamos un poco más, enfrente, la histórica Casa de los Ordóñez nos abrió sus puertas.
Larguísima mesa para merendar y las alumnas madre-abuelas que lo habían preparado todo con esmero, expectantes, como rezando para que todo gustara: muchos vasos, termos, leche, café, torrijas, rosquitos… ¡Nos gustó!
Un poco más de charla y convivencia.
Y las inevitables despedidas…
The End
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