Para los poetas, de los poetas, con los poetas, por los poetas...
Qué hermoso podría ser este sitio, o un lugar parecido en cualquier parte, en mi barrio, en tu barrio, en tu ciudad...
Un jardín para los poetas, donde puedan vivir, donde puedan soñar, donde puedan sentir.
No sé si existirá en algún lugar del planeta algo parecido...
Pero en Cuenca, sí. Colgado de la piedra... entre las piedras, con las piedras...
Pero ¡ay!, al atardecer, ilusionado y pleno de romanticismo, me dirigí hacia allí y me topé con una oxidada verja, casi oscura.
Iluso, me dije, tendrá su horario... Pero no, me asomé buscando un recodo amable y todo sucumbió ante mi corazón.
Dejado de la mano del tiempo y la vergüenza...
Mi corazón había vibrado por unos instantes, pero la desidia había recorrido cada piedra, cada espacio, cada banco, cada hueco, cada flor...
Y la luna llena iluminó aquel pérfido rinconcito... y ante la congoja y la desilusión deambulé sin rumbo entre las calles de piedra y las casas colgadas..
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