Pantalón tejido sin liguilla
a la lumbre del tiempo,
achicoria amarga, mas riendo,
pan y mantequilla,
labrados a fuego lento,
entre guisos anestesiados.
Y requiebros, besos alados
mientras el fogón espera las dudas,
las nubes y la silenciosa apatía
entre las grietas del tiempo
y la oscura agonía.
Fuerte mujer, ruda,
defiende su humilde prole.
Fuerza mujer, suda
sus cánticos entre ollas y peroles,
agrandando la vida,
ensanchando el corazón,
contagiando esperanzas,
con la desesperanza lidia.
Al cielo clama, mira,
gime, sin llanto llora,
un pantalón en ti mora.
Mujer contrafuerte
desde el albor hasta la muerte,
en el hogar, todo calor.
Y la lluvia te engendra fuerte,
la tormenta te crea valiente
en tus alforjas todo sentido
de ser viviente,
mujer, mujer el pantalón vivido
atornasolado,
acanalado.
Que mujer, ya no puedo
deshacer el aliviado romero
ni la bíblica hierbabuena,
que tu pantalón te compone mujer
por encima de toda pena,
que ya nada hay que temer
con los abrazos de la vida plena.
2 comentarios:
MUJER, mayúscula, subrayada y en negrita.. monotonía subscrita a su piel desde el día que sabían el género de su sexo.
No había más salidas que las de gritar y ser consideradas un bicho raro, si pretendían otra cosa que no fuera ser esposa, madre y ama de casa... Era lo que había, asumido por unas y obligado a otras, hasta que empezaron a hacerse oír, aunque al principio fueron ignoradas, con el paso del tiempo, los pantalones dejaron de ser "cosa de hombres"
Buen poema Paco, como mujer te doy las gracias por el tratamiento tan especial que dedicas a nosotras.
Gracias, Lola, tú lo has dicho, hasta que los pantalones dejaron de ser cosa de hombres. Así, sí, empezaron a hacerse oír. Y gracias a esas madres, a esas mujeres que lucharon y auguraron un futuro mejor para las mujeres.
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