Un bostezo hondo
y dilatado
al amanecer…
sonoro,
diáfano…
y una
lagrimilla,
redundando,
tumba la
noche
exultante,
mientras
suena el eco
de la voz
del sol
con la
dulzura del hastío.
Vuelven a
exudar
las manos de
la inocencia del día.
2 comentarios:
acompañado de un dulce beso y un te quiero.
Dulces besos y te quieros, que no falten nunca, hasta la muerte, suerte, fuerte, fuerte.
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