Los pasados 6 y 7 de diciembre estuvimos Lola Fontecha y yo participando en el encuentro de Poetas de Sierra Morena, en Baños de la Encina. Fueron unas jornadas maravillosas, en las que compartimos versos y más versos con otros poetas venidos incluso de Cataluña.
Leímos en diferentes lugares a la intemperie durante todo el día, a pesar del frío nocturno. También recitamos en el Hogar del Pensionista, donde fuimos espléndidamente acogidos.
También hemos participado en el recital que hubo en el Ateneo de Cádiz con motivo de la Navidad, en el que tanto Lola como yo leímos sendos poemas sobre la otra Navidad, de la que no se suele hablar. Compartimos la noche con otros poetas de Cádiz, como Ramón Luque, Feliciano Gil, Rosario Sánchez, Blanca Flores...
Aquí está los poemas de Lola Fontecha y mío:
EN UN LUGAR LLAMADO MUNDO
Lola Fontecha
En
un lugar llamado mundo
las
luces de colores,
no
eran miradas,
por
miedo a que alguien las apagara.
En
un lugar llamado mundo,
la
música hacía años
que no sonaba,
porque
el silencio convertido en termitas
se
hizo acopio de las casas.
En
un lugar llamado mundo,
la
mesa quedaba puesta,
mientras
el pan duro era roído
sin dientes,
ante
la imposibilidad de hacer la digestión.
En
un lugar llamado mundo,
la
luz del sol era dispuesta en cartillas de racionamiento.
En
un lugar llamado mundo,
la
felicidad se guardaba en un cajón
con siete llaves,
por
miedo a ser embargada por los bancos.
En
un lugar llamado mundo,
el
frio abrazaba los cuerpos desnudos,
de
niños que echaban de
menos a sus padres.
En
un lugar llamado mundo,
las
lágrimas eran bebidas a
tragos,
ante
la falta de lluvia que hiciera crecer el trigo.
En
un lugar llamado mundo,
la
tristeza
era
primer apellido de sus habitantes.
En
un lugar llamado mundo,
la
dama de la justicia
se
prostituía en besos de balanza
extorsionada.
En
un lugar llamado mundo
se
asomó a ventana abierta
el
poeta desterrado del verso
en
tierra de nadie,
indigente
de inspiración
sin
palabras,
sin
poesía.
En
un lugar llamado mundo,
el
pintor desahuciado de su paleta
veló el color,
rompió pinceles ante ojos que no miraban.
En
un lugar llamado mundo
avisté al trovador
extirpado
de cuerdas vocales,
mudo,
sin
voz.
En
un lugar llamado mundo
lloré al músico
sin director de orquesta.
Oídos cerrados tras la puerta
al
compas del tres por cuatro,
un
saxofón huérfano de madre
moría de tristeza
en
rincón olvidado y
disonante.
Y
desperté azotada,
ojos
cristalizados en pena,
pecho
encogido,
sin
aliento.
En
un lugar llamado mundo,
sin
fronteras,
sin
esperas,
sin
colores por bandera...
Dicen,
que
ha nacido un niño.
TUMBADO
Paco Velázquez
Tumbada la voz y el silencio
en la alfombra de esparto y soledad,
y la insolencia de la incomprensión
en la oscuridad,
Tumbado y sin luz, pobre y quebrado,
tu espíritu en desánimo.
A veces te veo arrugado
en la cama nocturna en ocre,
en tonos fríos, entre la gente
perdida en el horizonte, indigente.
En un punto perdido de la calle
del frío mármol en opulento banco,
tendido y pretendido por la desidia,
un hueco abierto en el tiempo,
un cartón frío y rígido,
perdido el miedo a estar solo,
perdida la vergüenza, la cabeza
gacha;
perdida la esperanza de echar a
volar.
La herrumbre de las monedas oxidan tu
gesto
y el tiempo que te exuda
entre los poros malolientes
de la gente, la indiferencia
que transita sin conciencia
su sonrisa idiotizada y ruda
.
Tu rostro yermo de gestos,
sin perder la dignidad.
Un líquido negruzco
restringe la garganta y las venas.
Camina sobre un prado
cubierto de lilas
que la religión quedó atrás
muerta en una cruz regalada,
entre gotas de agua imbendita.
Y en los cielos, estrellas
inalcanzadas,
entre unas botas recubiertas
de mentiras y promesas prietas.
Mirada inquisidora, ausente,
desvariada.
Que ya nadie pregunta
por ti y tú preguntas a todos,
a todo el que de mente perdida
permite pasear sin dudas,
sin el recuerdo errante de cualquier
recodo.
2 comentarios:
La verdad clara y contundente en dos duros y claros poemas, sin subterfugios,.
Me gustaron aunque aún, a mis años me duelen eos versos en el alma.
Recibid un fuerte abrazo, desde este bruno y gélido Bierzo.
La poesía ha sabido darme vida.
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