No gotees
los indiscretos ojos,
me importan
tus preguntas.
No voy a
decir que me llenan,
mas te
escucho en el silencio
de mis cejas
sin sudor.
Mi cerebro
no sucumbe,
permanece
lívido a ti,
oyéndote
entre el murmullo
que se hunde
en la ciénaga.
Te escucho y
no receles en mí,
toma las
certeras palabras
tal como
fluyen de mis labios.
No viertas
de soslayo
tu mirada en
mi palidez.
Regocíjate
en mis silencios
y saborea
mis pensamientos
volcados al
descubierto.
No parpadees
la confianza,
atiéndela,
si hay que
subir
alojaremos
nuestros pies en la rampa.
Créeme,
tómame tal como soy
a tus labios mis labios doy.
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