CATEDRAL DE JAÉN
Luciérnaga que se viera,
del bosque humano emergiera
revoloteando entre sutiles
de luces nocturnas enjambres miles.
Oh, tú, bella amapola dorada
entre alfombras de olivares verdes,
majestuosa e incólume aclamada,
cual sílfide de grácil aleteo,
cual sílfide de grácil aleteo,
encandilando el azul de tu Prometeo
tremulando las velas en la noche,
vibrando de oraciones latentes
y golosas miradas sin derroche.
Oh, tú, de semblante firme, dios,
esbelta en la tallada sierra,
hermosa pléyade silente
de la virtud del día en la tierra
en mágica joya iridiscente.
¡Oh, tú, catedral del
sol!
2 comentarios:
Gracias amor por este hermoso poema a la Catedral de Jaén.
Se merece todos los piropos.
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