viernes, 4 de septiembre de 2020

A LOS SESENTA (Crónica de mi sexta década..., cumplida)

Ahora que ya están próximos los sesenta años. Aquellos y aquellas que nacimos en los sesenta, curiosamente, ahora que parece que todo se pierde, quiero comentaros que no, que no se va a perder todo lo que hemos conseguido. Todas esas luchas obreras, todas esas luchas políticas, esas luchas culturales…

No, no lo vamos a perder ahora que llegamos a los sesenta años, no vamos a perder todos aquellos logros políticos, obreros, culturales, deportivos, humanos…

Hace unos días, hablando con un compañero, que es de mi quinta, incluso nacimos en el mismo mes, y posiblemente nos jubilemos al mismo tiempo, hablamos de la “suerte” que hemos tenido o que quizás hemos sabido hacerlo entre todos, de haber nacido en los sesenta, suerte de haber vivido en los años ochenta.

Y aunque el sentimiento andaluz, Andalucía, parece estancado, mi sentimiento andaluz, de pertenecer a una España, a una Europa dentro del mundo, eso, nadie podrá quitármelo… Ese camino de Andalucía y de España en Europa, en el mundo.


Por eso conmino a los ochenteros, nacidos en los sesenta, que hemos vivido tantos grandes cambios, tantas grandes luchas, a todos y todas quienes hemos vivido tantos cambios en los ochenta, a decir a nuestra juventud, que no se dejen engañar, por esas pocas luces de algunos, y luchen por esa humanidad que tanto hemos desarrollado, para ser más humanos que nunca.

La poesía es un arma cargada de futuro, y hay tantos ochenteros que han visto en la poesía esa arma, cargada de futuro…

Vivimos el desarrollo del rock andaluz, que unido al desarrollo del nacionalismo fue una auténtica maravilla… Ochenteros, nacidos en los sesenta…, fuimos los primeros que votamos, con dieciocho años, la nueva constitución, la democracia…



Y poco a poco nos hemos ido quitando esos complejos que teníamos de pequeños, porque hemos sabido quitarnos esa capa, que nos impedía desarrollarnos, que ahora los andaluces, españoles, europeos, somos gente democrática, que sabe vivir, que es solidaria, aunque a veces parezca que no… Sí, somos más solidarios que nunca, somos más humanos que nunca, aunque ciertas personas quieran hacernos creer que no.

En música hemos vivido grandes inicios de grandes grupos de rock, españoles y mundiales, y el estallido de los grandes cantautores. En televisión, que vivimos una época en blanco y negro y nos fuimos poco a poco adentrando en el color, la libertad de canales, cuando antes solo teníamos la Primera y la Segunda, estatales… Y hemos conocido la televisión privada, con lo que llevó al cambio de la información y los programas. De pequeños solo había televisión a determinadas horas, y ahora parece increíble. Nuestros hijos y nietos pueden ver la televisión a cualquier hora. Antes llegaba las 12 de la noche y la televisión se cortaba hasta por la mañana.


Y ciertas personas, ciertos intereses parecen que nos ponen trabas, parece que nos ponen vendajes delante de los ojos, para hacernos creer que somos más inhumanos que nunca, pero no, somos una generación muy humana, que hemos sabido ver lo mejor del ser humano, en el mundo.

El foso tercermundista de la dictadura que superamos, con un desarrollo cultural, desarrollo de la informática, de la robótica, de la era espacial, a partir de la llegada a la luna… (hasta tenemos un astronauta español). En cuanto a la economía hemos conocido la peseta, y hemos conocido el cambio al euro, la entrada en Europa. En política hemos conocido el cambio de una dictadura a una democracia, una transición… El desarrollo del nacionalismo andaluz, aunque ahora está en época de horas bajas… En deporte, gracias a las olimpiadas y al mundial, España gana bastantes medallas, que antes apenas si ganábamos alguna… con algún deportista aislado, como Fernández Ochoa en esquí, o en tenis Santana…, pero ahora tenemos a muchos  y muchas tenistas, tenemos bastantes medallas en las olimpiadas, aunque todavía son pocas… Y en fútbol nos codeamos con los mejores…, hasta ganamos un mundial, nuestros hijos y nietos no han conocido a esa España, a esa selección española que nada más que quedar en cuartos de final o semifinal, en un mundial o en una Eurocopa, era todo un éxito, y actualmente si no llegamos a las fases finales de los mundiales o Eurocopa es un fracaso, porque estamos, afortunadamente, bien acostumbrados a ganar, nos codeamos con las mejores selecciones… Hemos vivido un cambio en la educación, de una antigua ley educativa a la EGB, que dio pie a otras leyes educativas… En economía estamos ahí, entre las grandes economías del mundo…


En música vivimos la época de los LP y de los casetes, con los tocadiscos y los radiocasetes. Yo, personalmente, fui un fan de los casetes, que a veces se enganchaban en los cabezales y teníamos que rebobinar con los bolígrafos BIC. ¡Ay, esos bolígrafos BIC, naranja y cristal! Tenía, puf, una gran cantidad de casetes que, con la llegada del CD, regalé… Y ahora me ha dado por comprar la discografía entera de Pink Floyd. Yo que tenía en casete algunos de sus discos, como “El muro”, que tanto me impactó, ahora, gracias al periódico El País, los he ido comprando, parsimoniosamente, semana a semana.


Pero no me siento mayor, no me siento viejo, solo por algunos aspectos corporales al espejo o de actividad física, de resistencia… Pero me siento cuarentón, no sesentón. Sin embargo, hoy 12 de diciembre de 2019, cuando subía a mi casa, había una reunión de comunidad de los propietarios de los pisos, tuve que pasar por el medio, en ese momento se fue la luz. Uno que estaba allí la encendió y me dijo… “Tenga usted cuidado” (y ese hecho me ha hecho sentir mayor, puf).

Este año 2020 me he puesto por Reyes un acuario. Yo siempre digo que los mejores regalos son siempre los que uno se pone a sí mismo, siempre acierta. Pues hoy ocho de febrero me he dado cuenta de que quizás mi existencia sea inferior a la de ese acuario del que estoy tan orgulloso… Quizás yo me muera antes que él. Es así, así de real. Porque mi anterior acuario ha durado más de veinte años.


También hoy he estado pensando en mis mil nombres, en mis mil personas que he sido y soy. A saber:

-  Paquito

-  Mi hijo Paquito

-  Mi hijo Paco

-  Mi niño

-  Papá

-  Papaíto

-  Mi padre

-  Mi pare

-  Mi hermano Paco

-  Mi marido Paco

-  El maestro Paco

-  El padre de Fernando

-  El padre de Rosa

-  El hijo de Antonio

-  El hijo del Nono

-  Mi ex

-  Mi exmarido

-  Mi excuñado

-  El maestro Paco

-  El maestro de mi hij@

-  El profe Paco

-  El profesor de mi hij@

-  Mi Paco

-  Mi pareja

-  La pareja de Lola

-  La pareja de mi madre

-  El poeta Paco Velázquez

-  Mi vecino Paco

-  Mi amigo Paco

-  Mi compi Paco

-  Mi compañero Paco

-  El socio Paco Velázquez

-  Mi cliente Paco Velázquez

-  Francisco Velázquez Barroso

-  El presidente Francisco Velázquez Barroso

-  El presidente Paco Velázquez

-  O simplemente Paco o Paco Velázquez

 

Y habrá más, que ahora no recuerde… Y mi dilema es si conservaré MI SER en cada una de esas personas, en cada una de esas formas de nombrarme o tendré mil personalidades. ¿Son distintas perspectivas de un mismo ser? ¿O son distintas formas de nombrarme? ¿Son sinónimas todas o tienen matices que me hacen ser un mismo ser con diferentes formas de nombrarme? ¿Es una relación de identidad o de semejanza? ¿Tendré significaciones similares o idénticas para las diferentes personas que me conoce y me nombra? ¿Es una sinonimia parcial o total?

¿Estos términos que me identifican en diferentes contextos son intercambiables? Naturalmente, como nombres no, pero… ¿y como persona?

Una sinonimia conceptual es la ideal y es la que debe ser, sin embargo a diario los diferentes términos con los que se me nombra son sinónimos referenciales o contextuales…  Incluso podemos hablar de una sinonimia de connotación.

Y llegó el mes de marzo. Casi 60 y confinados cerca de un mes llevamos ya. Sin salir tantas semanas y solo, menos mal que me comunico por teléfono y videollamadas. Y temiendo ser contagiado en algún descuido. Qué cerca los 60 y aún no sé si los celebraré con normalidad. Espero que sí. Que todo vaya yendo poco a poco a su cauce y tengamos un verano más o menos normal.

Confinado, sí, pero qué más puedo pedir… libros, buena música para escuchar, escritura, bici estática para mantener un poco la actividad y música para crear, con mi saxofón. Una casita cómoda, radio, tele, acuario y animalillos. Solo faltaría mi amor. Mi amor. Reírme con ella no solo las veces en que hablamos por teléfono o por videollamada… Abrazarte, acariciarte, tenerte a mi lado, sentirte en mí. Y hacer el amor. Solo queda eso, ¿solo? ¡Si es lo más importante! No, la soledad está bien a ratos, pero no para hacer norma o estilo de vida. Y me consuela decir…, pronto, pronto.

 

Llegado el verano y sigue la pandemia. Verano sin poder viajar, ¡con lo que nos gusta! Pero bueno, verano de campo y piscina. Y calor, mucha calor. Me queda menos de un mes para los 60. Los celebraré el día 8, para que puedan estar también mi hija y mi hijo. Estamos en Jaén. Y el 19 lo celebraré con Lola, una cena especial en El Faro que me regalaron los padres y madres de mi clase.

Unas arrugas bajo el ojo izquierdo me han hecho saltar las alarmas de la edad. Sí, hace unos días las descubrí. Pero bueno, ¡me tienen que salir tantas! Mis manos, que nunca han tenido apariencia de trabajador del campo, amanecen poco a poco más añejas, pero siguen acariciando, siguen masajeando, siguen escribiendo, siguen tocando el saxofón, siguen señalando, siguen saludando, siguen abrazando, siguen mostrando amistad…


Hoy, hoy ha llegado la fecha señalada. Seis décadas vividas, 720 meses, 21.900 días… Y bien disfrutados. Bien vividos. ¡Y los que me quedan! Cuando cumplí los 50 años dije que estaba en la mitad de mi vida. No puedo ahora decir que hoy esté en la mitad de mi vida, pero, ¡quién sabe!

Y voy a seguir VIVIENDO, con mayúsculas. Eso sí, con vuestros quereles.


No hay comentarios: