Llueve sobre las tierras santas,
Llueve en otoño, en invierno,
Y es el dorado infierno
El que cubre todo como una manta,
Campos y ciudades,
De todas las deidades,
Niños, mujeres, hombres,
Jóvenes, ancianos,
Gritan tras su garganta
Sin luz, sin la luz de hermanos,
Y sueñan con darse la mano
Pero todo transcurre en explosiones,
Muertes en un sinsentido,
En indelebles convulsiones
Olvidados sus arcanos,
Muertes irrefrenables
Muertes que me espantan,
Muertes que generarán olvido.
Muertes de historia y olvido.
Porque se desangran los corazones
Porque la muerte en tierras santas
Tiene un dolor y un olvido,
Tiene una lluvia de otoño, de
invierno,
En su doloroso infierno.
Llueve sobre las tierras santas,
Y todos gritan tras sus gargantas,
Yo callo, mi mirada esquiva,
Mi alma en paz tranquila,
Mi paz cubierta de sangre te da la
mano.
Llueve sangre, llueve guerra sobre
los cielos
sobre la tierra imperfecta,
sobre la tierra santa.
Y el infierno cubre los cielos,
cubre todo, como una manta,
y mi alma insurrecta.
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