Esta lívida y angosta noche,
una infusión de tila sin reproche,
toda la noche de repente,
en un sorbo sin salud ingente,
vertiginosa e imperecedera sensación,
con su temible armazón,
impenetrable escudo en la izquierda mano
y un mazo de su hermano,
fría en mente,
fríamente.
Esta noche de todo mal,
trémula y no cabal,
retumba en mis oídos…
no hay otra sin sentido,
no existe una par,
mas aparece real,
en un instante en su caverna calma,
húmeda y cálida,
desaforada noche de fulgor,
escondida en el fragor
de su lúgubre tesoro,
errante sin decoro.
Esta noche en su despiste
ya no existe,
es sueño,
y los sueños,
sueños son,
son…
Inanimada noche,
oscura, sin retoque.
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