Ya he acostado a mi hija, le he contado un cuento, una historia en la que ella es la protagonista de un partido de baloncesto, encesta y encesta, vuela y encesta, juega de magia, no tiene nada que temer, pues yo estoy en su sueño. Es feliz, duerme feliz en su historia… en nuestro sueño…
Sueña, princesa, sueña, en un país de Nunca Jamás, un país de príncipes y palacios…
Que yo soy feliz cuando me asomo a tus ojos y los recreo en mí. Ciérralos con una sonrisa… ¡Cuánta vida atesoran!
Te quiero un universo de estrellas, princesa. Te quiero mil estrellas y dos lunas…
Me asomo a tu sueño. Duermes feliz, tu carita tiene vida, tiene sueño. Deposito un beso en ella, parece que me sonríes, mas le dedicas una alegría a la vida… mis ojitos de luna.
Me alejo, vuelvo a mi recodo de la noche, previo a la madrugada queda. En el balcón del cielo vislumbro la luna, blanca, hermosa, espléndida, llena de ti… es tu carita de niña buena.
Duerme, mi niña bonita, descansa en el blanco de las olas… Y cuando el día asome a tus ojos, se reclinará ante ti, y embellecerás el azul del mar.
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