NOCHES DE DEDOS DE SERPENTINA
Con un eterno lazo difuso de luz
y cálidas manos de algarabía,
sobre el fuego de tu mirada,
deslicé los dedos de serpentina,
y como hiedra de locura
trepó en ritual divina
y mágica noche de San Juan.
Mas por amar que te amaba,
y sentir lo que sentía,
silencié los ojos al sol que dormitaba.
Con fuerza tragué saliva
aquella noche que la luna paseaba,
sin pestañear a la atardecida.
Quiero que estés aquí,
de nuevo conmigo, sencilla,
que con tu manto me rodees
y me cubras mientras suspiras,
mientras me besas enamorada,
me arrulles de ternura y sonrías
y encontremos un deseo común,
acunado por las estrellas día a día,
que sepulte el hastío de la tarde queda
y purifique el aire hasta la amanecida.
Paco
Velázquez
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