He
guardado mis viejas ropas
y he
sacado a pasear
mis
mejores vestidos primaverales
y me
he echado a la calle
con
mis mejores andares.
Mi
mejor sonrisa,
he
vuelto a caminar
por
las angostas calles
con
la alegría en la boca.
Con
un solo de saxo
tomé
mis bártulos
y el
placer que me provoca
me
zarandeó el alma.
He
vuelto a escuchar
mis
mejores canciones,
y
mis ansias ávidas
de
nuevas ilusiones.
He
visto mares diferentes
de
naves con velas blancas,
sorprendiendo
ilusionantes miradas.
He
vuelto a mirar
las
estrellas fugaces
y he
hecho las paces
con
el romero y la jara,
por
calmar la sed
de
ríos y amaneceres.
He
vuelto a mis quehaceres diarios,
a
recorrer largos caminos
por
entre los olivos.
He
vuelto a gozar el néctar
de
vinagretas y crujientes verdades,
y
necesitar luz en la oscuridad.
Enciéndeme
la luz
en
la nocturnidad del azul.
He
vuelto a regalar al día flores y besos,
mariposas
y versos.
Porque
he vuelto
a
sentir sentires,
a
rimar poemas,
a
esperar reíres,
a
tararear canciones,
a
saborear zumos de alegría,
canciones
recordadas al despertar,
a
abrir candados y cerrojos oxidados.
Y a
mirar tus ojos
y a
olvidar el café
sobre
la mesa.
A
quedarme con la boca abierta,
a
abrir de nuevo las puertas.
Para
amarte
y
hacer del atardecer
lo
más grande para tus ojos mimados.
1 comentario:
Que lindo diossssssssss, volver siempre a sentir, que la vida es muy corta para desperdiciarla en boberias...
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