Imagino que
lo olvidarás,
que lo
habrás olvidado,
que
renegarás de mí,
maldecirás
las grietas del tiempo,
te
maldecirás sin darte tiempo.
Y lo
anotarás para bendecirme,
para
enorgullecerte de su amistad
y lo
repetirás como un tiovivo,
resuelto en
alivio.
¡Dame tu
memoria!
¡No la
corrompas con tu olvido!
¡Dame los
recuerdos!
Quiero
sentirlos vivir en mí,
quiero
regresarlos sin angustia,
que se me
esconden en el alma…
Tomarlos de
la mano
y pasearme
con ellos,
renacerlos,
reescribirlos
en la arena
con los
dedos de las manos,
de mis
fatigados pies.
Y en el
envés de mi vida,
cuando tus
recuerdos,
mis
recuerdos,
retornen a
mí,
acariciarlos,
reposado y
lúcido,
en la orilla
del olvido,
hasta que la
ola,
la gran
misteriosa ola,
se los lleve
mar adentro,
en su
angosta y oscura
profundidad
abisal.
1 comentario:
Sin olvido que emborrone memoria. Me gusta el poema y tú..., más.
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