Una gran noticia: En el Concurso Literario Internacional HOMENAJE A POLDY BIRD, de Buenos Aires, he obtenido el SEGUNDO PREMIO en la modalidad de Sonetos, con SONETO SENSUAL, y la PRIMERA MENCIÓN ESPECIAL en la modalidad de Cuentos con ¡GORDO!
En la modalidad de Poesía, con su poema HEREDAD, Lola Fontecha ha obtenido el PRIMER PREMIO.
Gracias, Stella Maris Latorre, fundadora y presidenta de la asociación ROSALÍA DE CASTRO ROAC 2045. organizadora del concurso.
Aquí están los tres textos:
SONETO SENSUAL
Si pudiera besarte aquesta noche,
derretirían tiempos de Dalí
en los mares tempestuosos que en sí
pongan nuestro ávido amor como broche.
Enhebrando en loores yo vibraría,
en nenúfares volar a tu cauce,
que loco quiero lanzarme a tus fauces,
entre tus pechos los seduciría.
Cabeza, brazos, piernas enlazados.
Ojos, manos, labios, entrega total.
Miembros, virilidad desaforados.
Árbol perfumado, enhiesto y firme,
entrando raíces en madre tierra,
sembrando el néctar para a ti unirme.
----------------
¡GORDO!
¡Gordo!
Sí, sabía que lo era, sí, pero…, ¡dicho de aquel modo…!
Aquella palabra, aquella maldita palabra que me golpeaba como
un martillazo en un dedo (eso dice siempre mi padre).
Maldita impronunciable
palabra.
Cogí mis canicas y me guarecí en la sombra, aquella sombra
que me cobijaba cuando me encontraba mal, cuando me hallaba solo. Mi cómplice
inmenso, mi salvadora sombra, aliada de mil huidas, de mil escondidas.
Allí estaba esperando el final del recreo. A ver cuándo tocan
ya…
¡Hola! Volví la cara pausadamente, sin mucha confianza. Un
pequeñajo me observaba de pie, frente a mí. Yo dudé en saludarlo, unos segundos
eternos, quizás algún minuto, y no pude más que contestarle de la misma manera…
Mas, inmerso en la desconfianza, me atreví a inquirirle… ¿Qué quieres?
Su cara me era conocida, tal vez lo haya visto alguna vez por
el pasillo de infantil, quizás en el patio de los pequeños. Ante su mutismo
volví a repetirle, ¿qué quieres?
Él pareció querer decir algo, me conocía…
Sí, parece que me conoce, no sé, a lo mejor su hermano está
en mi clase.
Por tercer vez me dirigí a él mientras seguíamos
observándonos en la distancia. ¿Me vas a decir qué quieres de una vez?
Estar contigo.
Aún desconfiado, le hice un hueco en mi sombra, mi aliada, mi
cobijo diario.
Son bonitas tus canicas, aseveró.
Gracias.
¿Quieres que juguemos?
Mis oídos, mis ojos, mi corazón no podían creerlo.
Sólo acerté a decirle… Vale.
Allí estuvimos un buen rato, hasta que sonó la sirena del fin
del recreo.
Recogí mis canicas de cristal, alcé la vista y él ya no
estaba. ¡Sí que era rápido! Mientras había estado recogiendo, él se había
esfumado. Lo he pasado bien.
Quizás mañana quiera volver a jugar conmigo. Ojalá. Sin
embargo, no me ha dicho su nombre, pero me da igual, me he encontrado bien en
su compañía. Aunque sea más pequeño, volveré a jugar con él, sí, claro que sí.
Salí de mi escondrijo y la maestra me esperaba fuera de mi
sombra.
No puedes estar así solo, tienes que jugar con otros niños.
Yo no deseaba responderle, no había estado solo, había estado
jugando con un amigo.
Ella continuaba con su perorata… Venga hombre, no puedes
estar siempre solo.
Yo quería gritarle y sacarla de su confusión. No, que no
había estado solo.
Venga, ponte en la fila, hablaré con tus padres.
Pero qué pueden hacer ellos. Además, yo ya tengo un amiguito,
aunque no me crea. ¡Y mira que me es familiar su cara!
Me fui a la fila, unos empujaban, otros reían (¿de mí…?)… Me
fui al final de la fila, escondiéndome, no quería que me vieran, pasar desapercibido…
Sí, me suena su cara, seguro que lo conozco. No consigo saber
de qué, pero sí.
La fila echó a andar y yo tras ella, junto a mi pensamiento,
mi única compañía. Mañana le preguntaré su nombre, quizás lo conozca de
pequeño, de cuando yo era más pequeño, de infantil.
Pero si era de infantil, yo también lo era, y ahora tengo
once años. No sé. Él tendrá cuatro años, si acaso.
De infantil…, de infantil…
Lo cierto, bien cierto es que me siento a gusto en su
compañía. Nunca consigo preguntarle su nombre, nos ponemos a jugar y se me
olvida.
Todos los días me acompaña en mi sombra. ¡Me gusta estar con
él!
¡Qué pesada es la maestra con que siempre estoy solo! ¡Si
tengo a mi amigo!
--------------------
HEREDAD, JUSTO ANTES DE NACER
Porción de terreno cultivado perteneciente a un mismo dueño,
en especial la que es legada tradicionalmente a una familia
Heredad, llanto al salir de mi madre.
Heredad, mis pasos de niña zancadilleados en la madrugada de la existencia.
Heredad, ablación sometida
arrancándome
de la vida,
dolor
tragado en vano por recelo a la vergüenza,
mutilación
en mar seco del deseo por ella.
Heredad, mi ropa destrozada por el capricho del destino,
que hace
caduca mi edad de niña.
Heredad, ser mujer
en
rincón escondido
donde no
se me pueda ver.
Heredad,
precio puesto por mi cuerpo
a manos
sucias que profanen mis comienzos.
Judas en
figura paterna
que me
corta las alas,
me pone
precio
y vende mi
cuerpo por 30 monedas ensangrentadas.
Heredad
en velo cubierto
que acorrala
mis sueños
y los
convierte en miedos que resignan al silencio.
Heredad
en tradiciones vomitadas a la cara,
ley no
escrita que me condena en vida.
Lágrimas
vertidas en la impotencia de los tiempos
que
anochecen antes de amanecer.
Recurso
traspapelado en códigos añejos
que
huelen a rancio.
Heredad
en color ausente de ilusión y risa.
Heredad
de género,
de lucha
negada en pesadilla, de piedras golpeando mi entendimiento.
Heredad,
que repudio
en grito
de mujer,
porque
me encadenó a destino escrito,
en renglones
torcidos de mentes opacas
justo, antes de nacer.
2 comentarios:
Enhorabuena una vez más. Te quiero
Igualmente, amor, enhorabuena. Estamos imparables.
Publicar un comentario