El pasado día 11, en un recital al aire libre, organizados por el Grupo Literario Oliversando, con la colaboración de La Esquina, tras la catedral, con asistencia de numeroso público, recité mi poema dedicado a la Catedral de Jaén.
Luciérnaga que se viera,
del bosque humano emergiera
revoloteando entre sutiles
de luces nocturnas enjambres miles.
Oh, tú, bella amapola dorada
entre alfombras de olivares verdes,
majestuosa e incólume aclamada,
cual sílfide de grácil aleteo,
encandilando el azul de tu Prometeo
tremulando las velas en la noche,
vibrando de oraciones latentes
y golosas miradas sin derroche.
Oh, tú, de semblante firme, dios,
esbelta en la tallada sierra,
hermosa pléyade silente
de la virtud del día en la tierra
en mágica joya iridiscente.
¡Oh, tú, catedral del
sol!
No hay comentarios:
Publicar un comentario