El pasado viernes, en la jornada 106 de la Tertulia Puerta Abierta a la Imaginación, dedicada a los sentimientos, leí este poema mío. La foto es de la poeta Larisa.
La tarde se viste de espigas
cimbreadas por la calidez de tu
regazo,
y yo tumbado en tus henos
reduzco mi corazón a amapola,
que descubra el alma del campo.
Libando seductoras cadencias
se ejercitan los puros sentimientos,
como me ennoblece el viento,
dispuestos para que ninguno enmudezca
y me hagan sentir hombre o mujer.
En este atardecer todo transcurre
límpido,
tan inocuo, tan blanco, tan lígrimo,
que los corazones se vierten visibles
en la invisibilidad del mundo…
Sentimientos a flor de miel
entre los admirados girasoles del
día,
cuando nuestros cuerpos visten el
campo
de fluidos de paz y armonía en amor,
y las almas también discurren
en torno a nosotros como un bosque
en el que todo tiene su sitio,
en el que todo tiene sentido.
Porque tienen ser en nosotros,
para apaciguar y engendrar frutos.
Porque tienen agua, manantial de
lluvia,
de luz y sabiduría en su esplendor.
Porque tienen alma en su calma,
y me arrastro a tu regazo,
mientras la tarde se viste de espigas
y mi corazón de amapola se cimbrea
ennoblecido por el viento,
por la calidez de tus henos,
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