EMBRIAGADO

Embriagarme al desdén apasionado

de tu cabello sedoso y sísmico,

entrelazado entre mis dedos prietos

y soñar que me entrego

a su olor a pan recién hecho,

de tacto profundo y eterno,

como el mar en su oleaje

que espuma vitalidad en mi olfato.

A tierra y polvo mojado

en el hogar natural de tus sentidos,

como el viento preciso e insistente,

como pétalos de margaritas en ausencia,

palpitando, jadeantes al frío

del amanecer trémulo y ojeroso.

Oh, embriagarme de tu cabello

voluptuoso y selecto entre las voces

de mi mirada tremendamente perdida,

de la mirada de mi henchido corazón

hechizado de su colmada hondura,

por la hondura de la sinrazón.

Oh, embriagarme desenfrenadamente

de tu cabello entretenido,

de sus lazos, de sus raíces,

de sus canas, de su tiempo no perdido.

de su reinado divino más puro,

de su tacto atemporal,

como una flor abierta, espiritual,

como un beso robado en el mar azul,

como un sol creador tras el horizonte,

y hecho esperanza de arco iris.

Oh, embriagarme tozudamente

como un corazón desnudo,

palpitando incesantemente de toda vida,

como lunas danzando en algarabía,

como ávidas estrellas fugaces

de ansiosos deseos por cumplir.

Oh, embriagarme impetuosamente de tu cabello,

como párpados entreabiertos,

purpúreos y níveos,

como sirenas de cantos ciertos,

como revoloteos de libélulas

entre tus pupilas cíclicas.

Oh, embriagarme de su libertad,

de su danza, de su mito,

de su rito en alabanza suprema,

de su reconquista cada día,

de sus espacios creadores de futuro,

en inspiraciones profundas y laxas

del elixir diario, sempiterno.

Oh, embriagado de tu cabello,

perfilado y seductor,

creativo y aclamado,

inigualado,

perceptible y animado.

Embriagado y receloso,

entregado de la luz que me ciega

Todo es y parece en su silencio,

todo es y perece en su virtud,

todo silencio en tu cabello

de sombras y sentidos terrenales.

Todo no es y perece en su silencio,

en el silencio de tu silente cabello en escorzo.