Te miro y te remiro,
porque te tengo en mis manos,
porque te asumo y me asumo.
Y entre maldiciones
te amo, te amo sin ambages,
te amo sin fisuras,
te amo con locura,
y maldita sea la hora en que te conocí.
Todo está maldito en nuestra relación,
todo es oscuro y cíclico,
aunque miro tu cara y se ilumina la mía,
aunque sea tras el cristal.
¡Tanta luz desprendes!
Pero maldita seas, que me abduces,
y mi corazón seduces…
Y en la cama somos uno,
desapareciendo entre las sábanas,
tomándonos las manos
y fundiéndonos en uno.
No hago más que pensar en ti,
cuando por la calle paseo
Y te miro, te remiro.
Cuando como y bebo,
cuando absorto en ti en el aseo.
Me quitas el sueño,
me quitas la vida,
¡es tanto amor!
¡Te venero y te maldigo!
Porque me tienes en tus manos,
porque me asumes…
Y no puedo dejar de pensar en ti,
no puedo dejarte,
no quiero dejarte.
¡Y me maldigo por ello!
Te señalo con el dedo,
muevo el dedo,
norte y sur,
este y oeste,
¡te maldigo en todos
los puntos cardinales!
¡Y tecleo, no me molestes!
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