Tu vida es un museo,
rancio e inhóspito,
olvidado en la estela
ininterrumpida de la luna
en el mar de los sueño,
lleno de verdades,
de ilusiones volátiles.
Tus obras de arte
permanecen encerradas en sí,
a la espera de que alguien
se deleite con ellas.
Las musas recubren con pan de oro
tu corazón de melancolía,
bañado de hojas de otoño en Van Gogh,
que cubren la infelicidad de tus días.
Y el lienzo de tu tez se arruga
en las oscuras aristas del tiempo,
en un suspiro lívido,
para bruñir la esperanza
de los días y de las noches,
en la mustia telaraña
de la apatía y el silencio.
En un rincón de tu museo,
unas gotas de acuarela aguada
se difuminan al azul
de un poema olvidado,
teñido de tonos amargos,
en un violáceo quejido,
impregnan la sombra de tu corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario