domingo, 28 de septiembre de 2008

PUEDE NACER LA NOCHE ERRANTE



Puede nacer la noche errante
en un rígido sueño enajenado
y el vértigo delirante
hacernos caer ensimismado…
en el sibilino abismo negro
sembrar de espinas el día,
abrumar sereno nervio
la senectud de la tarde arpía.
Agrietar las vigas de la inconsciencia
y arrojar pérfidas cenizas
a la negritud de la idiocia ciencia,

cimentar el escorzo pagano entre risas
de un templo febril,
la irrupción áspera y sedente
del agonizante miserere en abril,
la santidad en cruz penitente
de una frente hinchada, marchitado
el estrépito de los contendientes,
el hedor desgañitado,
la mancha inconmensurable, incandescente,
la distancia aturdida
en un loco desvarío,
poder furtivo, vida,
bíblico, mío…
casi celestial.