jueves, 29 de noviembre de 2018

VAIVÉN DE OLAS

VAIVÉN DE OLAS
         A mi tío Manolo, fallecido hoy
16 de noviembre de 2018
                                             
                                                                                  
Como insufribles
olas que laceran
y en vilo desgastan
la arena y el fuego,
creyendo el futuro
que ya es pasado,
blandiendo sus dientes
afilados de marfil,
formas parte, vil,
de otro mundo,
de otra historia…

Se van las olas,
huyen, se evaporan,
como te has ido tú.
Olas perennes,
olas caducas en sí,
silenciadas en su luz…

¿Adónde irán esos minutos
extraviados, a veces dormidos?
¿Adónde obedientes retornarán
como un pasado regresado?
¿Dónde permanecerá fragmentado
el devenir del tiempo insumiso?
¿Dónde sortearán las ánimas
de la desidia y la nostalgia?
¿Dónde lucharán para agotarlo?

Ay dolor trágico de los sentidos.
Ay tiempo último imperecedero.
Ay fuego de mi interior que enloquece.
Ay vida, vida, vida en ti que ya no crece.
Ay existencia abandonada que ingiero.
Ay, casta madrugada que fenece.

Sí, tú me hieres…
Y yo te olvido…

domingo, 25 de noviembre de 2018

RECITAL OLIVERSANDO-ANDÚXAR EN JAÉN

El pasado viernes compartimos momentos de poesía y emoción los grupos literarios OLIVERSANDO y ANDÚXAR, en el I Encuentro poético-musical celebrado en el Museo Provincial de Jaén. Muchos de los poemas iban dedicados a la violencia contra la mujer.

Hoy, Día Mundial de la Violencia contra la mujer comparto el poema que leí y el de Lola.

Mi poema fue el siguiente:


EN CARNE VIVA

Asesinato de una mujer el 9 de noviembre de 2017
a las puertas del colegio Santo Negro de Elda, ante su hijo.

A tantas y tantas mujeres víctimas de la violencia de género, del machismo vil y desalmado.

En carne viva,
a las inocentes puertas,
a tu inocente puerta.
Entre las almas, colmada y viva,
entre las almas colmadas y vivas,
y sedientas de luz.
En el suelo alfombrado
de flores, tu flor ensangrentada.
Tu corazón, de grande,
te arrancó desgranado.

En carne viva,
en el tapiz tatuado con tu vida
yaces en el grito desangelado y abrupto,
en el llanto roto y torcido,
de roto lazo rojo,
deshojada e inerme
por el brazo duro del hombre
sin nombre, sin ser hombre.

Tu arma homicida y mi sexo te envilece…
Se me eriza hondamente la piel,
las lágrimas no tienen más que hiel
y no hallan cobijo en mis ojos errantes del destino,
suplicantes de dolor entre mis despojos…

(Perdona, perdona si anoche
no te dije que quería hacerte mía,
mientras te hacía el amor
en nuestro lecho del celo y el rencor.
Perdona si no te dije que eras mía…)

Ya no diré nada más para que te enfades,
ni nuestro hijo sufrirá nuestras disputas,
aunque me digas que soy una puta.

Ya descanso. Ya dislate.
Ya disparate.
Ya rodeada de miradas asustadas,
asaltadas por el terror,
por la desidia agrietada… De miradas ciego,
sueños en desasosiego.
Mirada yerta. Muerta.
Mujer muerta.

En carne viva. Muerta,
a las puertas, a tu puerta.
¡Tu corazón de grande
te arrancó desgranado, desangrado!
Muerta por la desidia… ¡Muerta!
Cero dieciséis.
Cero.
Ya nada.

Y el de Lola Fontecha:


No apagarás más mi voz

Y pensar que fuiste poesía
en una vida pasada,
que con palabras sorprendías a mi alma
y ahora el silencio
es el único que habla.

Presente y pasado rubrican presencia,
ardor perdido entre silencios
de forma malintencionada,
el frio…,
lobo herido en espacio y escritura
que sin pudor ni arrepentimiento
muerde el alma fatigada,
arrancando la ilusión acumulada...

Te miro a los ojos
y puedo ver…,
cómo nuestro arco iris,
se ha vuelto turbio
y sin color.

Te embruteció la desesperanza
y acabaste con mis ganas de continuar.
Sentidos desdoblados
en el reflejo de lo que pudo ser
y tu desgana provocó,
la inutilidad de su existencia.

Ya solo queda el subconsciente,
sin fuerza,
pequeño,
débil,
miedoso,
frágil…
Encadenado a un pasado,
que el dolor no permite olvidar.

Y ahora en soledad ,
me alegra,
o todo o nada;
mejor la nada,
cuando el todo no aporta más que insolencia.

Hoy escucho mi voz de eco
fuerte y clara,
cuando grito
¡¡Soy libre!!

Y sigo adelante,
sin reflejo que me espante,
porque ahora
no me alcanzas
y solo permanece tu imagen
en un cristal gris y apagado,
que poco a poco
va quebrando…
















miércoles, 21 de noviembre de 2018

I ENCUENTRO OLIVERSANDO-ANDÚXAR

El próximo viernes 23, en Jaén, participaré en el I ENCUENTRO OLIVERSANDO-ANDÚXAR.




RECITAL POÉTICO MUSICAL OLIVERSANDO-ANDUXAR
23 de noviembre de 2018 19.30H
Museo Provincial de Jaén


·         Ana Albadalejo (Mengíbar)
·         Juan Manuel Villar OLiversando
·         Elena Rueda (Andújar)
·         Valentin Ortega (Jaén)
·         Gloria Cutillas Oliversando
·         Juanjo González (Andújar)
·         Sagrario Fernández (Bailén)
·         Paco Velázquez Oliversando
·         Rosa Contreras (Baeza)

·         Adolfo de la Torre (Baeza) 

·         Alejandro Vico (La Carolina)
·         Josefina Buitrago Oliversando
·         Marian González (Andújar)
·         Miguel Ángel Cañada Oliversando
·         Mª Jesús Ortega (Jaén)
·         Martín Paredes Oliversando
·         Paqui Rodríguez (Baeza)
·         Lola Fontecha Oliversando

            José Manuel Ortega (Úbeda) 

sábado, 17 de noviembre de 2018

LLANTO DEL OLIVAR

Aquí, desde el vasto mar,
me asomé entre las hojas,
hojas secas del olivar.

Admiré una ciudad de cuento
que poco a poco se deshoja
por perder su sustento.

¡Ay lagarto de la Malena!
Sobre el Arco de San Lorenzo
y en la judería llora su pena.

Jaén tronco del olivar,
Jaén, de castillo a reino,
Jaén dulce aroma picual.

Jaén, llanto del olivar.
Jaén date un  baño,
renaciendo en la catedral.



miércoles, 24 de octubre de 2018

ALCANZA LAS NUBES


martes, 23 de octubre de 2018

¡GORDO!

¡Gordo!
Sí, sabía que lo era, sí, pero…, ¡dicho de aquel modo…!
Aquella palabra, aquella maldita palabra que me golpeaba como un martillazo en un dedo (eso dice siempre mi padre).
Maldita impronunciable  palabra.
Cogí mis canicas y me guarecí en la sombra, aquella sombra que me cobijaba cuando me encontraba mal, cuando me hallaba solo. Mi cómplice inmenso, mi salvadora sombra, aliada de mil huidas, de mil escondidas.
Allí estaba esperando el final del recreo. A ver cuándo tocan ya…
¡Hola! Volví la cara pausadamente, sin mucha confianza. Un pequeñajo me observaba de pie, frente a mí. Yo dudé en saludarlo, unos segundos eternos, quizás algún minuto, y no pude más que contestarle de la misma manera… Mas, inmerso en la desconfianza, me atreví a inquirirle… ¿Qué quieres?
Su cara me era conocida, tal vez lo haya visto alguna vez por el pasillo de infantil, quizás en el patio de los pequeños. Ante su mutismo volví a repetirle, ¿qué quieres?
Él pareció querer decir algo, me conocía…
Sí, parece que me conoce, no sé, a lo mejor su hermano está en mi clase.
Por tercer vez me dirigí a él mientras seguíamos observándonos en la distancia. ¿Me vas a decir qué quieres de una vez?
Estar contigo.
Aún desconfiado, le hice un hueco en mi sombra, mi aliada, mi cobijo diario.
Son bonitas tus canicas, aseveró.
Gracias.
¿Quieres que juguemos?
Mis oídos, mis ojos, mi corazón no podían creerlo.
Sólo acerté a decirle… Vale.
Allí estuvimos un buen rato, hasta que sonó la sirena del fin del recreo.
Recogí mis canicas de cristal, alcé la vista y él ya no estaba. ¡Sí que era rápido! Mientras había estado recogiendo, él se había esfumado. Lo he pasado bien.
Quizás mañana quiera volver a jugar conmigo. Ojalá. Sin embargo, no me ha dicho su nombre, pero me da igual, me he encontrado bien en su compañía. Aunque sea más pequeño, volveré a jugar con él, sí, claro que sí.
Salí de mi escondrijo y la maestra me esperaba fuera de mi sombra.
No puedes estar así solo, tienes que jugar con otros niños.
Yo no deseaba responderle, no había estado solo, había estado jugando con un amigo.
Ella continuaba con su perorata… Venga hombre, no puedes estar siempre solo.
Yo quería gritarle y sacarla de su confusión. No, que no había estado solo.
Venga, ponte en la fila, hablaré con tus padres.
Pero qué pueden hacer ellos. Además, yo ya tengo un amiguito, aunque no me crea. ¡Y mira que me es familiar su cara!
Me fui a la fila, unos empujaban, otros reían (¿de mí…?)… Me fui al final de la fila, escondiéndome, no quería que me vieran, pasar desapercibido…
Sí, me suena su cara, seguro que lo conozco. No consigo saber de qué, pero sí.
La fila echó a andar y yo tras ella, junto a mi pensamiento, mi única compañía. Mañana le preguntaré su nombre, quizás lo conozca de pequeño, de cuando yo era más pequeño, de infantil.
Pero si era de infantil, yo también lo era, y ahora tengo once años. No sé. Él tendrá cuatro años, si acaso.
De infantil…, de infantil…

Lo cierto, bien cierto es que me siento a gusto en su compañía. Nunca consigo preguntarle su nombre, nos ponemos a jugar y se me olvida.
Todos los días me acompaña en mi sombra. ¡Me gusta estar con él!
¡Qué pesada es la maestra con que siempre estoy solo! ¡Si tengo a mi amigo!

lunes, 8 de octubre de 2018

BESÁNDOME LOS DEDOS


Besándome los dedos,
lentamente, despacio,
uno a uno en resurgir,
cultivando cosquillas
de ósculas caricias,
de níveos encantos,
arrullados y aclamados
por tu espumosa sonrisa,
por tu delicada fragancia
que latentemente en mi sino
absorbo entre perfumes salinos…

Y me rindes pleitesía,
me clamas sin aspavientos,
arrodillándote ante mí,
yo dejándome hipnotizar,
yo dejándome ser,
tú, sumisa ardiente…

Ah, suave verdor,
suave frescor que me alivia,
suave fragancia,
besos de sal,
besos de mar,
ay, mar, mar, la mar…

Sobre la arena yo,
tú verdeando mis contornos
sorbiendo mis dedos,
besándome,
besándome,
ay, mar, mar, la mar.