Este es el microrrelato que escribí para la jornada 118 de la Tertulia Puerta Abierta a la Imaginación del pasado viernes 25 de julio, dedicada a la suspicacia:
Y SI...Uyuyuyuyyyyyy,
que aquí hay gato escondido o gato encerrado. ¿O será perro?
Algo tiene que haber. No sé, me da
que no es trigo limpio, que quiso decir algo más, que iba con segundas. Su
mirada, mmmmmmm, tras su mirada había algo más.
¿Tal vez no sea una voz humana, sino
de loro? No sé, no estoy tranquilo, su voz, luego, tras el teléfono, no me
pareció real, ¿será un robot? ¿O escondía algo más?
Agggggggggg
¡Qué ahogo!
Mi vecino me miró esta mañana en la
macetilla…, que no sé. ¿Intentaría decirme algo?
Pues sí, desconfío de las personas
que no te miran a los ojos cuando te hablan, o lo hacen con recelo.
¿Receloso yo? ¡Qué va! Soy precavido,
simplemente… Pero el mundo está que hay que desconfiar de todo y de todos.
Está la vida muy complicada y yo, la
verdad, es que no me fío de nadie… ¡ni de mi padre! ¡Ni de mi madre, por
supuesto!
No está la vida como para ir por ahí…
¡Que no!
No, no me digas más, que me entra
ansiedad. ¡Te digo que ya basta! No me convences. ¡No me fío de ni de ti! Así
que no se hable más.
Uy, el telefonillo. ¿Quién será? A
estas horas no espero a nadie. No, ni me pongo, ni pregunto quién será, no vaya
a ser alguien que quiere saber si estoy en casa… Que llame al vecino. ¿Y si es
el cartero? Pero no, ya que le abra otro. ¿Y si traen un paquete para mí? Ya me
llamarán si acaso por teléfono, si nadie le abre, pero siempre hay algún vecino
que le abre…
Yo no sé cómo pueden abrir sin
comprobar quién es. Voy a mirar por el balcón a ver quién es, sin que me vea él
a mí. A ver… ¡Hala! ¡Ya le abrieron!
¿Y si es alguien que viene a mi casa
con alguna maliciosa intención?
Voy a mirar por la mirilla. Está
oscuro tras la puerta.
Aggggggggg, siento un ahogo…
Me quedaré tras la puerta en
silencio, sin moverme, sin hacer ruido…
¿Qué dices? Sssssssssshhhh, calla,
que te va a oír.
Que te digo que te calles. No oigo
nada afuera. Ahora sí, unos pasos… Ya se aleja quien fuera. ¿Y si es mi vecino
que olvidó la llave? No, no creo, imposible. Es muy meticuloso. Comprueba cada
paso que da, cada movimiento. Yo comprobuebo varias veces antes de irme si he
apagado las luces, el gas y si he cerrado los grifos… Ah, y la puerta. No vaya
a ser que se me olvide algo… que la rutina, ya sabemos…
Parece que quien fuera ya se ha
alejado. No se escucha ningún ruido. Ninguna voz.
Sólo la tuya. Vaya hombre. Quieres
callarte ya. ¡Que te calles! ¿A que te doy?
¡Zaaaaas!
¿Ves lo que puedo hacer con este
martillo?, ya no vas a poder hablar más conmigo. Ya no voy a desconfiar más de
ti.
Voy a por el recogedor, ea, no vaya a
cortarme. Uf, vaya mañanita que llevo. ¿Y si me corto con los trozos que
reflejan todo… algunos son grandes, y tengo que ir al hospital.
No, no puedo ir, desconfío de los
médicos, matasanos, un buen sobrenombre les dieron. Y las enfermeras, que seguro
no andan con buenas intenciones… En fin, que no, que recelo de todo el personal
médico. Voy a andar con cuidado…
Ya está, recogido. ¿Y si al coger la
bolsa de la basura sale un trozo y me corto?
Vaya, ya me está llamando mi hijo.
Este querrá que me quede con su niño. Y es mi nieto, pero, ya sabemos lo
egoístas que son, sólo llaman cuando les interesan. No, no voy a cogerlo de
primera. Que vuelva a llamar.
Una sirena, será un incendio, ¿los
bomberos? Llaman, a la puerta…, anda, el teléfono de nuevo… No puedo…
Me voy a la cama y que les den a
todos…