El pasado 12 de mayo, estuvimos varios componentes de la Tertulia Puerta Abierta a la Imaginación, realizando una actividad de lectura de poemas y relatos propios en AFEMEN, de San Fernando (Cádiz). Allí estuvimos Er Mateo, Rosario Sánchez, José Manuel Misea, Belén Peralta y yo, invitados por Tomás Ríos García, a quien le agradecemos este encuentro.
Disfrutamos de lo lindo. Yo recité el cuento de mi último libro "Hasta que la muerte nos depare" titulado "Un día estuve metido en una caracola". Aquí está:
¿Sabéis que un día estuve metido en
una caracola?
Pues sí, era un espléndido día de
verano, muy temprano, me hallaba solo y aburrido, porque mis amigos habían ido
al campo, y decidí dar un paseo por la arena de la playa, cuando, de repente,
encontré una hermosa caracola.
El mar estaba tranquilo y acariciaba
lentamente a la caracola. Entonces, me acerqué a ella y le dije: ¡Hola
caracola!
La caracola no dijo nada. Y volví a
decir: ¡Hola caracola!
Ella pareció moverse… ¡Estaba
dormida! ¡Era ya hora de levantarse!
Haciéndose la remolona, no quería
mirarme… Y yo, nuevamente, le dije: ¡Hola caracola!
Y… ¡Al fin ella abrió los ojos…
Hooooooola, me contestó bostezando y de mala gana.
-
¡Hola,
caracola! -le susurré acercando mi cara a ella. ¿Estás despierta?
-
Hola.
-
¿Qué
haces aquí?
-
Espero
al mar, para que me lleve hacia dentro, para jugar con mis amigos los peces. Me
he quedado sola, sola, caracola.
-
¿Puedo
acompañarte y jugar con vosotros?
-
Bueno.
Me metí en su interior y esperamos a
que una ola nos llevara hacia el fondo del mar.
Allí encontramos almejas y
mejillones, que se abrieron para saludarnos: Hola caracola.
Ella nos habló que un día conoció a
un niño llamado Federico García Lorca, a quien le gustaba la música, el campo,
el mar, la luna y decir poemas. También nos dijo que una noche estrellada de
luna llena conoció a nuestra amiga la caracola, quedándose embelesado con su
belleza y le hizo el siguiente poema:
Me han traído una caracola.
Dentro le canta
Mi corazón
Se llena de agua
Con pececillos
De sombra y plata.
Me han traído una caracola.
Los pececillos plateados aplaudieron
con sus aletas y nos propusieron jugar al escondite.
Estuvimos todo el día jugando y, por
la tarde, cuando el sol se acostaba por el horizonte, ya cansado de dar luz,
regresamos a la arena…
Y me despedí de la caracola hasta
otro día.
Y el pasado 25 de abril, participé en una nueva jornada de la Tertulia Puerta Abierta a la Imaginación, sobre "El sexo en verso", donde leí el poema "Soneto sensual":
Si pudiera besarte aquesta noche,
derretirían tiempos de Dalí
en los mares tempestuosos que en sí
pongan nuestro ávido amor como broche.
Enhebrando en loores yo vibraría,
en nenúfares volar a tu cauce,
que loco quiero lanzarme a tus fauces,
entre tus pechos los seduciría.
Cabeza, brazos, piernas enlazados.
Ojos, manos, labios, entrega total.
Miembros, virilidad desaforados.
Árbol perfumado, enhiesto y firme,
entrando raíces en madre tierra,
sembrando el néctar para a ti unirme.
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