domingo, 7 de marzo de 2010

¿Se nos acabó la magia del Lazarillo?


Ése que tanto estudiamos en nuestros libros de literatura… sí, sí, el Lazarillo de Tormes… ése que cuando nos preguntaban en los exámenes… “Autor del Lazarillo de Tormes”… nosotros respondíamos raudos… “Anónimo”… Y nos quedábamos tan panchos… ¡Qué bien me lo sabía!
Pues sí, la famosa novela precursora de la picaresca, con una primera edición conocida de 1554, fue escrita por el granadino Diego Hurtado de Mendoza. Ea, ya tenemos autor. El ideal de hombre renacentista, que aunaba a la perfección las armas y las letras. Nieto del Marqués de Santillana, fue mecenas de pintores y escritores, autor de un sinfín de textos y coleccionista de obras de Aristóteles. Embajador en Roma, Venecia e Inglaterra, también sabía idiomas, escribía poesía, estuvo en la guerra... Es decir, un digno autor del Lazarillo.
La paleógrafa Mercedes Agulló nos ha abofeteado de buenas a primeras las entrañas juveniles… ¡Ay, ay! ¡Cuántas veces me preguntaba quién sería el tal Anónimo!
Este descubrimiento obligará a cambiar los libros de literatura y habrá que reeditar el libro… con la portada rectificada… Y, además, en el prólogo hablar del autor, incluir su biografía…
Me costará una eternidad cambiar el chip. No, no me acostumbro a decirlo. Creo que continuaré manteniendo en el anonimato su autoría… ¿Acaso hay algo más mágico que mantener esa incertidumbre?

1 comentario:

José Miguel Domínguez Leal dijo...

Creo que a la obra le sentaba mejor el carácter anónimo de su autoría, no pienso que le haga un favor a su difusión que se haya establecido con claridad meridiana su autoría, pues incluso sobre eso no he tenido la curiosidad de informarme. Un cordial saludo.