NO QUIERO ESTRECHAR TU MANO

He de susurrarte al oído,

sí, óyeme,

como atraviesan las algas los mares.

He de renunciarte

con violencia, con sapiencia,

sin tolerancia,

sin admiración.

He de susurrarte que me dejes,

que no siembres amistad

junto a mí.

No, no te quiero regodeándote

en mí,

tocándome en el hombro

o en el codo.

No quiero estrechar tus manos,

aún no.

Escúchame un instante,

te lo voy a susurrar,

aun cuando mis palabras

sean inapreciables.

No me cojas cariño,

No, no te quiero.

Si he de vivir,

quiero que sea sin ti.

Que no, que no, que no.

Que me dejes en paz,

suéltame y olvídame

hasta que languidezca.

Déjame,

suéltame.

No quiero escuchar

tus palabras aduladoras.

No quiero pasar página,

esta me gusta,

me llena, me satisface…

No lo intentes, no.

No me llames, no.

No me llames ni creas en mí.

No me llames, Muerte.

No me llames, muerte, 

hoy no estoy para ti.

Vuelve mañana envalentonada

y te diré a la cara,

que no estoy preparada,

que vuelvas mañana.

                   (Estrambote de Lola Fontecha)