El pasado 15 de febrero participamos Lola y yo en unas lecturas de amor para celebrar el Día de los Enamorados en la librería Baobab, de Cádiz.
El acto "Palabras del corazón" fue organizado y coordinado por la poeta Blanca Sánchez, a quien agradecemos su invitación.Fue una mañana muy especial, en la que escuchamos atentamente los poemas y relatos relacionados con el amor, en todas sus vertientes, y la amistad.
Yo leí un relato de amor apasionado, el poema "Cuando tus manos me acarician" y un poema sobre la amistad "Inclúyeme en tu lista"
CUANDO TUS MANOS ME ACARICIAN
Cuando tus manos
me acarician,
me embelesan el alma,
me divinizan las dulces
horas del silencio en calma
a la amanecida sin nubes.
Cuando tus manos
me acarician,
sensibilizan los albos amores,
los sueños apasionan corazón,
me envuelve la sinrazón
y elevan al mar del adiós
esperanzas y fantasías en colores.
Cuando tus manos
me acarician,
cabalgo aplaterado en diurno,
de ojos nocturnos,
buscando claridades,
límpidas y sensuales.
Cuando tus manos
me acarician,
rubrican elfos y hadas,
aleteos libelulares que me hablan
de esperanza y regocijo.
Aún me lleno y sonrío.
Cuando tus manos
me acarician,
apaciguan enjambres de miel,
orgasman las palabras de fiel
encuentro junto a las miradas
no pronunciadas.
Cuando tus manos
me acarician,
lisonjas la algarabía
de la lluvia fresca al día,
saciando mis sentidos,
olvidando los sinsentidos.
Cuando tus manos
me acarician,
mi mirada adulas,
como un presagio de la luna
de voces angelicales
y estrellas incondicionales.
Cuando tus manos
me acaricien,
resurgiré de nuevo
en un mar de nieve,
en un cielo de luces
dádiva que me encumbre,
la vida entreteniendo
entre las divinidades despierte
y la suave brisa recubra mi rostro
delicadamente infantil a los ojos.
INCLÚYEME EN TU LISTA
Inclúyeme en tu lista
para cuando te quedes sin razones,
para cuando no estés,
opara estar bien,
opara no estar mal,
para vivir en paz,
para ser feliz.
Inclúyeme en tu lista
todos los días del año,
cuando necesites una caricia en el
alma,
o un sentido abrazo cuando fracases,
o un hombro para apoyarte,
cuando haya una mano que echarte.
Inclúyeme en tu lista
cuando sientas un golpe en la nuca
o una opresión en las sienes,
cuando tengas que apretar las manos
de alguien para recibir apoyo…
Que allí estarán las mías bien
limpias.
Inclúyeme en tu lista,
y no te dé rubor,
siente mi presencia para animarte,
cuando las lágrimas entristezcan
tus facciones de buena persona.
Inclúyeme en tu lista
para estar bien,
o para no estar mal.
O simplemente, para estar.
Todos los días del año,
inclúyeme en tu lista
FRENTE AL MAR
La brisa se hacía un hueco entre
nuestros cuerpos entrelazados, junto al único testigo pétreo, que permanecía
impasiblemente erecto. La luna se reflejaba en la vasta llanura de sal y
siseaba para aclimatar nuestras voces al murmullo espumoso que casi orillaba
nuestros pies.
Todo era calma entre las sábanas
arenales mientras nuestros fluidos generaban amor en nuestros labios
temblorosos. Solo un rumor acompasaba nuestros gemidos exhaustos. Las manos
crecían eternas en cada sacudida.
Y el mar, ese mar de inmensidad
oportuna, troquelaba nuestros sentidos mientras tomábamos sorbo a sorbo el
placer iódico de sus olas.
Todo era vida en aquel diminuto e
idílico rincón oscuro que nos pertenecía. Nadie ni nada podía desacompasarnos,
brazos y piernas protegían nuestros órganos vitales, apretando el tiempo para
que no se nos escapara mar adentro.
La pequeña luz que con ritmo
parsimonioso nos acompañaba, ponía aire festivo a nuestro encuentro ancestral.
Todo estaba dispuesto, cuerpos,
oscuridad, luz, arena, muralla, mar y amor. Todo estaba dispuesto frente al
mar.
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