Jesús Romero hizo un recorrido muy bien entrelazado y fundamentado por todo el libro que entusiasmó a tod@s l@s asistentes. Muy enorme agradecimiento.
Sin lugar a dudas, un sitio magnífico y un gran anfitrión. Gracias a tod@s.
Gracias por las fotos a José María Jaén (que, además, confeccionó un hermoso vídeo), Ignacio Santos, Charo Sánchez y Francisco Salvado.
"No tenía escapatoria. La barba me cubría el rostro desde hacía tres días y la cerveza, caliente, restregaba mi garganta mientras suspiraba de temor… A centímetro por hora, me hundía entre los cojines y el sudor…
Las rodillas casi me llegaban al suelo, la espalda poco a
poco iba desapareciendo, engullida por la mesa, mi mesa, aquella mesa, mi mesa
camilla…
La espalda se retorcía en el borde del sofá, mientras mis
extremidades inferiores se perdían ya en la oscuridad de sus faldas… En una
nocturnidad creciente, no me sentía ya las piernas, desaparecidas en el abismo cenagoso
que me sorprendía lentamente…
Cuando llegué al cuello, la cabeza se aprestaba a
volatilizarse y mi cerebro luchaba por comprender lo que me estaba pasando…
Todos mis miembros se habían esfumado. Era una simple cabeza.
La mesa, mi mesa, aquella mesa, mi mesa camilla había tomado
vida, mi vida, aquella vida, mi vida… creada, criada por mí, que ahora se me rebelaba,
asumía mi negro futuro incierto.
Paralizado de pies a cuello, solo tenía una certeza, la
certeza de mi cabeza. La pude mover un poco, miré hacia un lado y hacia otro.
La mesa había engullido mi cuerpo con todas mis extremidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario