domingo, 6 de enero de 2008

EN UN JARDÍN ORIENTAL, LA ROSA

(A MI HIJA ROSA, A QUIEN UN DÍA FUIMOS
A BUSCAR A UN JARDÍN ORIENTAL)

Ojos de luna,
ojos de sonrisa,
en tu cara de sol,
de luz viva.
Te espero,
te esperamos.

Tu primer abrazo,
tu primera sonrisa,
la carcajada triunfal,
el primer papá,
el te quiero mamá,
una indecisa caricia,
un roce de pieles,
un beso de mieles,
una nube de algodón
que nos haga
sentir la segunda
juventud.


Has nacido
y no estamos contigo,
hija,
pero nuestras manos
te mecen cada indefensa noche.

De un soplo
te enviamos un beso
ahora que has nacido,
te susurramos
duérmete mi niña.

¿Cinco, seis,
ocho o diez?
No sé contar ni quiero...
Y sigues sola.

Esta noche narraremos
un cuento a tus ojos,
para que ambos cuelguen de la noche
estrellada,
y te meza suavemente,
ea, ea, ea,
como una brisa vespertina de verano,
para que veas,

para que ames nuestro sol.
Susurraremos un beso
para que proteja
tu piel
de enfermedades
y te insuflen de esperanza...
ea, ea, ea...
Un mundo de ensueño
te aguarda,
aunque no lo creas.
Un cuento soñado,
¿sabes?
En el que tú, tú,
eres la protagonista,
te espera.
Ven, te acurrucamos
en nuestros deseos,
y un hermano
que sostiene en el aire
tu cuerpo de niña.

Sonríenos,
ya estás cerca,
en la orillita...
ya casi te tocamos.
La varita mágica
de la llama

de nuestros corazones
ya la tenemos.
Sólo nos resta
ponernos de acuerdo
para hacerla
brillar...
para que dé alas a tu felicidad
y la llene de un mundo
de magia de colores
cuando mires al cielo,
princesa.

Plantaremos un árbol
en nuestro jardín de la alegría,
un árbol de sensaciones,
de olores,
de colores,

de flores acompañado,
en la alfombra verde
de nuestro amor de magia.
Ya sólo faltas tú.

En un jardín oriental,
la rosa
suspira camino de nuestros sueños.

Míng tian jiân
Yuè Jì.

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